
Abrazarte al salir junto a la puerta,
en camisón, descalza, despeinada,
blanda y mimosa de haber sido amada,
tibia de sábanas y mal despierta.
Y respirar en tu pechera abierta
la leve y tenebrosa bocanada
que sube de tu sexo caldeada
oliendo a pozo y algas y agua muerta;
oliendo a hongos metálicos, a fosa,
a sombra macerada, a exangüe yodo,
a fiebre en pena, a fósiles humores,
a exhaustos émbolos y a cal mucosa
-y añorar todo el día de este modo
una perversa Ítaca de olores.
Tomás Segovia.
bello
ResponderEliminarBellísimo.
ResponderEliminarMe gusta Tomás Segovia. Ese escritor que en unos versos confiesa (o se le escapa...) el Edipo que nos gana a muchos hombres en las noches de luna llena:
ResponderEliminar"Por ti he empezado a descifrar
los signos de la vida,
de ti quisiera haberla recibido".