No sé por qué
pero en estos momentos la soledad me invade
Como un torbellino envuelve mi cuerpo
Me asfixia
Me ahoga
Tronco aferrado al suelo
cuyas ramas quedan difuminadas por la niebla
que lo atrapa
Brazos en alto para alcanzar lo inalcanzable
Las raíces no permiten que me mueva
No camino
No avanzo
No vivo
Foto subexpuesta.
Pilar Gasós.
8 comentarios:
Tú siempre estarás en movimiento.
Da gusto entrar y leer buenos poemas.
Felicidades.
Esta bien, pero que muy bien el poema anterior de la hierba que nacia de una mierda. No estaria mal este si antes no se hubiese publicado el otro.¿Ahora toca la saga de los vejetales, o simplemente es un poco copiar de otros?.Con todo mi respeto por vuestro trabajo.
Ahora toca lo que queremos, lo que nos da la gana, lo que cada uno de nosottros quiere o le apetece.
Así somos nosotros, lo próximo por mi parte será un relato ambientado en la novela negra americana.
Aunque igual, como ahora vamos de vegetales aparece una oda al pepino o un soneto al nabo.
¿ quien sabe ?...
Un fuerte abrazo a todos
La niebla nos atrapa tantas veces como tantas veces andamos, la retina no es lo suficiéntemente sabia para guardar la belleza de lo inalcanzable.
maravilloso
Ya lo dice el refrán,
Mejor solo que mal acompañado,
Lo difícil es expresar el dolor que se siente:
Y tú lo has conseguido
Ahí, hay poesía. Se nota en esas ramas difuminadas por la niebla que no pueden llegar a donde quisieran.
Las raíces, puñeteras raíces, sería mejor no echar raíces.
Como dijo el poeta Bécquer,
“la soledad es el imperio de la conciencia”.
Y en una ocasión,
Dickinson no dudó en afirmar:
“Soy huésped de mí misma”.
Pero parece evidente que Dickinson nunca estuvo del todo sola:
Siempre la acompañó su poesía.
Animo y sigue así.
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