Yo grito, tú
gritas,
ella gritó.
Gritó y
gritó hasta quedar exhausta,
no le quedó
más voz en su garganta.
no le quedó
arrestos
para seguir
luchando
en ese
sinvivir que era su vida.
Ya no le
quedan días
para contar
al mundo
que las
rosas aquellas que nunca recibió,
eran de
color luto,
un luto
disfrazado de miradas azules
y de copas
de vino.
Ya no le
quedan horas
para alargar
sus manos a otras manos;
aquéllas que
negó cuando quisieron
curarle las
heridas.
No le quedan
minutos
para sembrar
un sueño de futuro.
No le queda
un segundo de respiro.
No le queda
el aliento.
No le queda.
No.
Montse Grao
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DIA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA MACHISTA
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