Acotado




Son las once horas, doce minutos y trece segundos. Tengo cuatro euros, veintisiete céntimos y una tarjeta en números rojos. Es el enésimo currículo que entrego esta mañana, recibo el mismo gesto adusto de la señorita que lo acoge momentáneamente.
Limpio el sudor que se empecina en correr por mi torso, por marcar mis axilas y el cuello de esta camisa desencajada. Un sudor recalcitrante, que avisa “es un hombre maldito, esquívalo”.
Me esperan tres hijos, una mujer y los abuelos en una casa semivacía. Muchos ojos hundidos, esperando… ¿Qué?
-No puedo, me falta valor –te repito.
-Es un instante y acabas con todo –cautiva el susurro.
La inhóspita calle sostiene nuestros pies. Los suyos firmes con una determinación clara, tapizados de ocasos; como compañía los restos de mi imagen borrándose entre brumas de impotencia.
Pese a todo tengo el convencimiento de que sólo me separan unas minucias de este destino. Algo más adelante se halla el árbol, el lugar donde me cité con el acomodo.
-No tengas dudas, he recibido tu mensaje –insiste.
Avanzo temeroso. -¿Has traído la soga? –le pregunto.
Esta vez es mi propia voz la que me responde –Como no. Estamos juntos en esto. No olvides que vine para ayudarte.

Esther Andaluz

2 comentarios:

Flor Moreno dijo...

"Acotado" ¡Qué triste!¡Qué cierto!
Ojala fuera mentira. Un beso guapa y Enhorabuena

LUIS ROSER RODRIGUEZ dijo...

No se por que pero leyendo la primera parte algo me decia, que lo que iba a venir despues no era nada bueno....
Me gusta le segunda parte, has logrado sorprenderme.

Pero como dice Flor, ojalá no sea cierto y o se repita tu historia.
Un sucidio apaga la dedesperación, la desconecta de la corriente de algun modo, pero nunca, de ningun modo creo que la solucione.

Son tiempos de resistencia, por eso tenemos que crear espacios y penamientos de resistencia, para luchar desde ella y con ella contra esta puta hostilidad que como dice nuestro victor esta en la calle, en las esquinas, en los portales.....