Tan claro como la vida misma


Pedro, el oculista, ha salido corriendo. Su último cliente empezó leyendo “Z-A-S-F-S”; con caracteres más pequeños “p-a-r-t-y”; minúsculamente “t-r-a-u-c”; lo siguiente fue “p-a-p-e-r” -es la marca de agua.
Mas tarde, mirando con fijeza a través de la pared añadió “la enfermera está ojeando “El arte de amar”. Tras esto puso sus pupilas en el cuerpo del especialista y el vidente dijo: “Lo siento. Tan sólo le quedan tres horas de vida”.


E. Andaluz

La única verdad







Recibimos correos-invitación.

Los poetas presentan libros y nos invitan.

Poetas que editan poemarios de quinientos kilos.

Ladrillos en forma de pirámide chicharroidal

con gran despliegue de presentadores estrella.



-Oye, tron, perdona, cómo coño vamos a ir

si vosotros nunca venís

a ver lo guapos y limpios que somos.


-Vaya. Es que nunca nos viene bien. Además,

nos han dicho que vuestras sábanas son frías y huelen,

que vuestras rubias son de bote, que echáis espuma por la boca,

que hay arañas en el techo, que cortáis los brazos de los que van llegando

y que fumáis en los incisos.


-Qué mala es la es la gente pero, qué mala, qué sueltecita.


-O sea, que no acudís a nuestras presentaciones.


-Gracias a nuestras técnicas prejuiciales en cuanto vemos

de quien se trata y leemos una sola frase del márqueting

de la presentación, lo damos por leído, asistido y,

nos importa la misma mierda que les importamos nosotros.


That´s all the truth.



Er Pepe.