De repente, la música

De repente, la música.
Fulgor
inmemorial, emerge de lo absorto
y se estaciona
en estas anhelantes adyacencias
del silencio.


Mientras alguien se apropia,
estupidez supina.
¿Dónde se guarda lo bello?
no más allá de lo constreñido.
Sobrecogida,
veo caer la lluvia necesaria.
Los sauces, aún vestidos
renuevan esperanzas
sobre la tierra húmeda.
Una sonrisa  viva
asomará y al tiempo
 llenará los espacios
de  aquellas  tardes lentas.

Montse Grao 

ANTES DE FREGAR, BARRER




Si en otros poemas que escribiste,
el protagonista eras siempre tú,
y el pugilismo de tus brazos masturbatorios,
pide perdón, promete cambiar y, todo se andará.

Si hiciste versos acerca del amor,
dejándote llevar de rimas y fantasías metafóricas
en las que sublimabas, sueños, miradas, suspiros,
anhelos, deseos, nostalgias, ojeras,
cielos, lluvias, lunas, hiedras, lagos,
mares, bahías, faros, palmeras y felaciones
con una seriedad casi absoluta,
tranquilo, a punto estás de rectificar tus errores.

Si jugaste con las palabras, miedo, muerte, suicidio,
lamento, fiebre, horror, sed, desesperanza,
vejez, angustia, lágrima, terror, pesadilla, dolor,
sollozo, soledad, azufre, cadáver, sombra, féretro,
cenizas, lápida y epitafio, por favor,
dí, que sólo pretendías tirarle los tejos a la vida y,
formatear el disco duro de tus fobias.
Pero eso te llevó toda una vida,
estúpido.

Si fuiste mejor amante que marido,
más artesano que artista,
cotilla antes que enigma,
insaciable por sociable,
ciego a la ciencia, y a tu conciencia,
si creaste ruidos pasándolos por melodías,
y practicaste el incesto contigo mismo,
confiesa que has decidido por fín reformarte
y deja de dar la vara.

Pepe Montero



Caen las noches de abril,
violeta temblorosa,
los dedos pasan vencidos
sobre todos los abismos
en que te busco,
las uñas se funden tristes,
no se engañan.

La cama huele a saxo y chirigota,
cierro los ojos agolpados,
corazón duro,
 cabeza apoya
contra las ocho de la mañana
en el cuerpo que descanso.

Sobre las noches de abril,
caen las cuarenta en  bastos.

              S. Manrique

AHORA


Ahora

que es sábado y respiro,
las luces de los coches
van a buscar el mar en el olvido.
Desde el cristal,
la ciudad permanece oscura
como el desván donde guardé tus huesos
y mi pan.
Tres focos me vigilan
desde la nube gris de los decoros
que amanecen…


Ahora que escribo,
no pido perdón,
sobre tu mesa, tu folio y tu música
la última versión
de cenicienta a las doce,
me enciendo un cigarrillo
para subir al horóscopo amarillo
y bajar al enchufe perdido
entre los periódicos.


Ahora,
que voy a salir con el antojo verde
de mi rana,
te dejo un poemario,
- cargado de ceniza el cenicero,-
delgado
como la revista mojada
y las farolas titilantes
de espanto
en ese cielo que no te deja ver el suelo
mojado
ni el autobús,
el semanario , los libros, el jarrón
la encimera, las copas de champán
o esas dulces galletas….de mazapán….

Ahora
que es sábado, las doce,
nos vamos a encontrar,
la carretera, el corazón, las estrellas
o el mar…..




                   Belén López

LUCÍA





Te puedo hablar de Lucía,



de sus letras, de sus rayujos imprecisos


por la falta de colegio.


Puedo nombrar alguna de sus cargas:


Un hijo esquizofrénico,


otro camello de poca monta,


una nieta con doce años,


hija de una hija que no le habla.


Una nieta que comienza a encelarse,


"cualquier día viene con bombo"


Recuerda, tal vez, otro hijo,


no sabe si de pesca en estos mares


o quizás en otro continente.


Te puedo hablar de desamores.


De un tipejo gemelo,


de vez en cuando aparece,


se acuesta con ella. Ya, de madrugada,


sale en busca de alguna moneda


que engaña a la puta de turno.


Te puedo hablar de su otro gemelo


que vuelve a subir...y Lucía no sabe


si tiene mucha marcha o es que acabó


con todas las putas generosas.


Y entre hombre y hombre


pasa copa y copa.


Entre guardias y médicos


pasa ginebra o lo que haya.


Que cada día es más dura la vida


y llegan menos alegrías



                     Esther Andaluz

TRAS EL CRISTAL



Tras el cristal
veo nacer la tarde;
con ella,
el único sentido de la vida.
Aún está verde el parque,
un insolente verde
negándose a anunciar
el otoño reciente.
Hay árboles de ocres tempraneros
sin embargo,
el sauce está completo,
esperando el deshaogo de la noche.
El sol, caliente todavía,
ilumina el metal de los columpios,
todo brilla esta tarde:
los abuelos sentados,
los padres vigilando
el juego de los niños,
la bici,
la pelota,
las risas y los gritos.
Las risas son los niños,
niños,
          niños,
                     los niños,

                      
                   Montse Grao

(fotografía extraída del blog Alta Mar)
       

SI VAGO POR MI PIEL





Si vago por mi piel, y estoy ausente,
¿en qué parte de mi alma
te has perdido?

Cuánta sed
me ha saciado tu boca,
cuántas caricias
al encontrar tus brazos
cuánta distancia muda,
cuánto grito sin eco.

Se me olvida tu rostro,
no me tardes,
que en la noche te llamo
y no hay respuestas.

Concha Vicente Esteban

(pintura: La Memoria de Magritte)

VOCES DE TIEMPO




Yo tenía
alas como rayos.
palmas sonoras
atrapadas
en un cruce de caricias,
vuelo alargado
que atormentó los cielos.

Más allá
vi tus manos
-casi conmiseración-
deshacerse
entre mis brazos.

Trinidad Ruiz Marcellán

(pintura de Norberto Fuertes)

de "SONETOS VOTIVOS"






Entre los tibios muslos te palpita
un negro corazón febril y hendido
de remoto y sonámbulo latido
que entre oscuras raíces se suscita;

un corazón velludo que me invita,
más que el otro cordial y estremecido,
a entrar como en mi casa y en mi nido
hasta tocar el grito que te habita.

Cuando yaces desnuda toda, cuando
te abres de piernas ávida y temblando
y hasta tu fondo frente a mí te hiendes,

un corazón puedes abrir y si entro
con la lengua en la entraña que me tiendes,
puedo besar tu corazón por dentro.

                                                          Tomás Segovia

                                  (pintura de Hopper)

HAY UN COLCHÓN


Hay un colchón para los tres y ellos
lo hacen a mi lado.
Sus cuerpos son hermosos
sus pieles suaves.
Su golpear sobre el colchón
me bate
y desbarata.
Un día amé a un hombre en vano
-no fuí capaz de hacer que me amara por encima de sus ambiciones-
Ahora él reposa,
satisfecho o no,
a mi lado.
Mañana, probablemente,
él se acueste sobre mí
(yo no querré acostarme sobre él)
y su cuerpo me golpee meciéndome
como las olas mecen a los ahogados.

                              Miriam Reyes.

(Pintura: Dino Valls)

DE CUANDO ESTUVE LOCO

De cuando estuve loco aún conservo
el carné de majara en la cartera,
un plano detallado del infierno,
un cielo con pirañas y goteras,
un prontuario en la comisaría,
un frasco con pastillas de colores,
la carta con la que te despedías
y remedios varios contra el mal de amores.

Ahora voy rumbo al sur a sentar plaza
desdeñando otros puntos cardinales
y el sol encarcelado en la terraza.
Voy rumbo al sur buscando
tus besos espirales.

Atrás dejo kilometros de afueras,
aire por respirar, luces en rojo.
Hacia donde señalan tus pezones
voy a toda pastilla
dando gas a la moto.

De cuando estuve loco aún conservo
un par de gramos de delirio en rama,
por si atacan con su razón los cuerdos
y un viento fuerza 6 de tramontana;
el vicio de escribir por las paredes
pareados de amor y la manía,
de buscarte entre todas las mujeres
que en horas bajas me hacen compañía.

Cuando rozo tus pétalos, nenúfar
que sobrevive en aguas estancadas,
saltan chispas, los cables se me cruzan,
se me sube el mercurio
y me salta la alarma.

Mono de tí que me obliga a llevarte
en sobres rojos liofilizada
para tomarte cuando me apeteces
en sorbos cortos al
sufrir la madrugada.

Te escribo desde un área de servicio
donde sólo me ofrecen gasolina.
Puedes llamarme a cobro revertido
desde la caracola de la esquina.

        Tito Muñoz y Joan Manuel Serrat

LOS DÍAS Y LA NIEVE



Atardece en la colina de tus labios.
El húmedo viento de abril
nos devuelve
las horas perdidas,
los días furtivos,
todo el amor incautado
sin previo aviso.

Atardece,
y son  las cálidas
huellas del deseo
las que abren manantiales
y fronteras de fuego.
Murmullos de jade recorren caminos
largo tiempo inescrutables.
Atardece,
y en tus labios empieza la aventura.

Marta Navarro García

DESTINO











Vivo como animal sin disciplina
y en la tierra viajo sin maleta
corrí del Sur al Norte y no hallo meta
y andando calles no ví nunca una esqina

Me senté en una silla de cocina
y una mujer de pie me dió etiqueta
me puso el pan delante como teta
me creí sano y salvo en su retina

Pero mi hambre mayor es de camino
mi sed de abiertas rutas y mi sueño
ser como el viento de la vida acaso

No puedo estarme quieto es mi destino
correr hasta la muerte y soy pequeño
cuando tú de la mano me abres paso

                         Carlos Edmundo de Ory






Sobra comida china en el frigo
o tu manera
de arreglar el mundo
en una tragaperras.
Sobran los mantas negras
deshechos por las mareas
y que resuelves con un croissamt
en el café de la esquina.
Sobra que canceles
la tarjeta del bingo
o que decores la casa
con muebles del Ikea.
Sobran los hombres
que rebuscan el pan que tiro.
Sobra el chanel homicida
que anilla mi cuello.
Sobran los besos
que me das en la cara.
Sobra el tonto
que inventó
los corazones lentos.
Sobra tu soberbia
con sabor a ginebra tridestilada.
Sobra la ropa
que sobra en el armario.
Sobran los niños muertos
en primera plana.
Sobra el rollito zen
de poeta chungo
que me marco,
Sobra...
que ya me resbalas
y que yo tropieze
en tu charco de la nada.
                 S. Manrique
      

Esperanza

Soy un mar envuelto en llamas
o lluvia que humedece las mejillas
puño en alto alzado hacia la luna
para alcanzar la libertad del hombre esclavo
 
En mi corazón
lleno de eperanza por la vida
se confunden la alegría, la tristeza, el llanto.
 
Si un día amaneciera en el crepúsculo
o surgiera la noche en la alborada
si un día la tierra no girara 
o dos mas dos sumaran cinco
ese dia mi puño bajaría hasta la tierra
¡Libertad!


                                                                       PILAR GASÓS

NAUFRAGIO




Corre, libérate primero,
pobre animalito mío:
No quiero que me manosees
como una pieza de saldo,
no quiero que capitules.
Asusta primero a la alfombra,
chequea tu valía en gramos.
Corre, córrete primero,
pobre eslabón a sueldo.
Yo te ayudo:
Las tetas de la Bellucci,
todas las azafatas culiprietas y ariscas,
aquella inglesa sin depilar del London Eye,
el culo de mi mejor amiga,
mis pechos muertos de frío,
el ombligo sellado de tu peluquera,
mis murmullos de gata satisfecha.
Venga,
retuerce el mapa mundi de mis pezones.
Tu mano pide un encierro:
tómame la temperatura de las ingles.
¿Quieres que sea una obrera de Metropolis?
Sé de movimientos precisos y mecánicos:
¿quieres que me ahogue con ortigas en la
lengua?
Sé de succiones que provocan nuevos pulsos.
Vamos pues:
No respires.
No respiro.
No pierdas tiempo.
Me vuelvo:
Abrupta.
sucia.
Mecánica.
Orgánica.
Disciplinada.
Corrupta.
Infalible.
Marina.
Dios.
Recuérdame, ahora sí,
mientras me escalas saliva en ristre,
mientras te guía este faro de aluminio:
la mafia de los mares
que trafica con naves de cuerpos robados.
Deshazte a lengüetazos de mis peces y
mira qué pereza de cadáveres frescos dejas en
mi pubis.
Agradéceme que ahora te brille el paladar
y anota ya que te quedó por hacer
en el último naufragio.

                                   Clara Santafé Subirás

ESPAÑA DE CHARANGA Y PANDERETA







La España de charanga y pandereta,
cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y de alma quieta,
ha de tener su mármol y su día,
su infalible mañana y su poeta.


El vano ayer engendrará un mañana
vacío y ¡por ventura! pasajero.
Será un joven lechuzo y tarambana,
un sayón con hechuras de bolero;
a la moda de Francia realista,
un poco al uso de París pagano,
y al estilo de España especialista
en el vicio al alcance de la mano.


Esa España inferior que ora y bosteza,
vieja y tahur, zaragatera y triste;
esa España inferior que ora y embiste
cuando se digna usar de la cabeza,
aún tendrá luengo parto de varones
amantes de sagradas tradiciones
y de sagradas formas y maneras;
florecerán las barbas apostólicas
y otras calvas en otras calaveras
brillarán, venerables y católicas.


El vano ayer engendrará un mañana
vacío y ¡por ventura! pasajero,
la sombra de un lechuzo tarambana,
de un sayón con hechuras de bolero,
el vacuo ayer dará un mañana huero.


Como la náusea de un borracho ahito
de vino malo, un rojo sol corona
de heces turbias las cumbres de granito;
hay un mañana estomagante escrito
en la tarde pragmática y dulzona.


Mas otra España nace,
la España del cincel y de la maza,
con esa eterna juventud que se hace
del pasado macizo de la raza.


Una España implacable y redentora,
España que alborea
con un hacha en la mano vengadora,
España de la rabia y de la idea.




Por Antonio Machado.



         En la Casa de Zitas.
Daniel Rabanaque y Rubén Cárdenas
    -La despeinada-  presenta
           'dita sea

Poemas propios (y alguno ajeno),
 textos sin domesticar, 
spoken words, monólogo poético,
 una apuesta por un cambio radical de las condiciones de juego, una invitación práctica a perderle el miedo a este cambio, 
que no es para darlo entre todos,  sino cada uno.

                                 Bendito recital          maldita poesía
                          (o versavice)

¿Un bendito farsante, 
un maldito poeta, o al verrés?
Todas las palabras saben dar vueltas. ¿Benditas, malditas sean? 
Lo que importa es sacarlas afuera,
poner en común. El bien y el mal para quienes gustan de las cosas muertas, 
o al menos bien quietas. Aun así,dita sea 
no es ambiguo: la paradoja es también un vehículo privilegiado para viajar entre palabras, para ocupar los huecos entre ellas, y a eso estás invitado. ‘Entre’ es el espacio que nosotros ocupamos, 
que te invito a ocupar.
escrito e interpretado por - Daniel Rabanaque
diseño audiovisual - Rubén Cárdenas
la obra está licenciada bajo Creative Commons para dominio público

LOS BACHES


Los baches son a veces
un hueco abierto hacia el vacío,
una ventana al mar de los silencios,
un mudo atardecer en el recuerdo,
un canción sin letra,
un poema sin versos,
un adagio sin notas musicales.
Los baches son a veces,
el anuncio de un tiempo
de estériles cosechas,
de manos sin caricias
y de noches insomnes
por las nostalgias rotas.

Montse.

He llegado tarde

al sueño de ésta noche,

sin piedad

en el insomnio

de arrugas por la cara

y luces por las calles.

Rebuscando en las aceras

la huella que te aleja

tomo un taxi sin sentido

y arrastro entre semáforos

el grito de las bocas

que me imploran

a no saltar por la ventana.
S.Manrique

LISBOA


LISBOA


Tardé diez años en volver a releer mi novela, la misma que guardé en un cajón e intenté olvidar.
Diez años en Lisboa, con sus días y sus noches, sus brumas y sus penas.

A veces el destino te la juega y hace extraños malabarismos, dudosas combinaciones que hacen que las cosas cambien. O simplemente sucedan.
Por eso, el mismo día que decidí releer el borrador, (el mismo que debería de haberlo quemado), me condené. Fue aquella misma tarde cuando lo ví
Puede parecer extraño, fantasioso y desde luego mentira.
Pero lo vi y al momento no me quedó ni la más mínima duda, era él, el protagonista de mi novela.
El mismo personaje que yo mismo había creado.

Lo vi andando despacio, moviendo el bastón a ambos lados de la acera, mirando al vacío por la negrura de sus gafas, arrastrando las sílabas de su nombre.
Acababa de subir al tranvía y pude verlo por uno de los cristales, intenté bajarme, retroceder, pero una larga cola me empujaba hacia el centro del vagón.
El hombre pareció detenerse, como si percibiese algo, miró hacia ambos lados y prosiguió.
Se cerraron las puertas y el viejo tranvía siguió su camino.
Aquella noche dormí mal, un frío portuario se había instalado en mis costillas, por muchos años que llevara en aquella ciudad seguía sin acostumbrarme a aquellos fríos y húmedos inviernos.
Al día siguiente, cuando desperté en la blanquecina luz de un día nublado, no tuve ninguna duda al respecto.
Debía encontrarlo.
Al principio dudé y pensé desistir, pero curiosamente elegí lo que años atrás quiso hacer el protagonista de mi novela. Buscar por toda la ciudad hasta encontrarlo.

Pero ahora era yo el que comenzaría una búsqueda y no él.

Volví esa misma mañana, temprano, a la misma avenida donde la tarde anterior lo había visto.
Pregunté en el quiosco, en la licorería, en la vieja portería del edificio donde creí verlo.
Nadie sabía de un hombre ciego, con abrigo gris hasta media rodilla, quizá un metro ochenta y aire melancólico.
Una tras otra la respuesta de todos fue la misma, nada sabían de aquel hombre.
Incluso creí haberlo soñado, pues de pronto lo veía en una esquina, con un sombrero de paño, de pronto sin él, pero en Lisboa cuando menos sueña un hombre- (y menos como yo)- es subiéndose a un tranvía.
Poco a poco en una especie de laberíntica y febril laxitud todo fue haciéndoseme de una insoportable insuficiencia, el trabajo me hastiaba, dejé de responder a los mensajes de los amigos para vernos en el billar y desatendí a mi propia familia.
Comencé dibujando un retrato a lápiz, pensé que si lo dibujaba sería más fácil el encontrarlo.
Pero no me convenció y dibujé otra cara y otra noche otra y otra y al cabo de la semana había hecho hasta diez retratos de la misma persona.
Todos el mismo...pero todos, diferentes.
Pensé pedir un permiso en el periódico y largarme una temporada al sur, pero era inútil, por que vaya donde fuese tendría que buscarlo. Tendría que encontrarlo.
Con algunos kilos de menos y un aspecto más descuidado llegó una inesperada primavera y con ella volví a recobrar las fuerzas, comencé a comer mejor y a cuidar mi aspecto y mis amistades.
A pesar de mis de mis energías renovadas una mezcla de inquietud y de que algo estaba ocurriendo a mis espaldas rondaba mi cabeza.


Un día llegué más rápido que de costumbre a casa, saqué del cajón el borrador de la novela y comencé a leerla, compulsivamente, como si aquello fuese ya lo único que me quedase por hacer en este mundo.
Estaba extrañamente excitado pues apenas recordaba aquella historia, aunque fuese mi mano la que escribió todo aquello hacía años.
Meses atrás cuando volví a ver aquel hombre apenas leí unas cuantas páginas.
Peo ahora conforme avanzaba, cada página que devoraba y pasaba, más se parecía a mi vida, a mi casa, la calle donde vivía, el mercado donde compraba, el modelo de mi viejo coche.
Todo me era extrañamente familiar incluso las caras de algunos personajes que se describían.

Al caer la tarde después de horas sentado leyendo, junto a la ventana, las sílabas parecieron unirse a las consonantes formando un amasijo que ya no me era en absoluto ajeno.

Todo se volvió oscuro y dejé de ver.
Con las manos me palpé la cara, el hoyuelo de la barbilla, la boca seca, la nariz, el contorno de una cara rígida, casi impuesta.
A lo lejos, apenas audible la sirena de un barco de carga hacía su entrada en el puerto.

Luis Roser

HEMISFERIO


África se me diluye en una máquina de tabaco,

en el casco de una moto sin dueño,

en los pasos de cebra sin rayas y sin coches

que contamos colgados de algún sitio,

en pufs de piel de tigre o de plástico

sin que las dos menos cuarto de un lunes

puedan remediarlo.

Y entonces,

en el caos de una cerveza

sin mano que llevarse a la boca,

tú sales a buscar un comité de empresa

o una manifestación antisistema

rompiéndome los tiempos

y toda la presencia.

África sigue siendo salvaje, negra y huidiza

como todos los cigarrillos que me fumo

mientras espero una declaración

(de principios....)

¿por qué no me besarás ahora?


Belén López

Filocteles urbano


La puerta cerrada con doble llave.

El primer detergente que limpia la conciencia.

Ya era hora, tantos años tropezando en la piedra del egoísmo.

Las mujeres decidieron no tener hijos.

Las putas, tapiaron su coño de vergüenza. Y se volvieron

indecentes.

Por toda la ciudad se oyen los lamentos de Filocteles.

Hedor y rastro purulento, niños deformes jugando a la comba.

En un extremo la vida, en otro ya saben...

Cientos de palomas-bomba, se estampan contra las fachadas.

El estado llama a Filocteles, pero Filocteles duerme el dolor.

El estado tiembla, sólo es hábil con los hombres.
Paco Peco.

Tan claro como la vida misma


Pedro, el oculista, ha salido corriendo. Su último cliente empezó leyendo “Z-A-S-F-S”; con caracteres más pequeños “p-a-r-t-y”; minúsculamente “t-r-a-u-c”; lo siguiente fue “p-a-p-e-r” -es la marca de agua.
Mas tarde, mirando con fijeza a través de la pared añadió “la enfermera está ojeando “El arte de amar”. Tras esto puso sus pupilas en el cuerpo del especialista y el vidente dijo: “Lo siento. Tan sólo le quedan tres horas de vida”.


E. Andaluz

La única verdad







Recibimos correos-invitación.

Los poetas presentan libros y nos invitan.

Poetas que editan poemarios de quinientos kilos.

Ladrillos en forma de pirámide chicharroidal

con gran despliegue de presentadores estrella.



-Oye, tron, perdona, cómo coño vamos a ir

si vosotros nunca venís

a ver lo guapos y limpios que somos.


-Vaya. Es que nunca nos viene bien. Además,

nos han dicho que vuestras sábanas son frías y huelen,

que vuestras rubias son de bote, que echáis espuma por la boca,

que hay arañas en el techo, que cortáis los brazos de los que van llegando

y que fumáis en los incisos.


-Qué mala es la es la gente pero, qué mala, qué sueltecita.


-O sea, que no acudís a nuestras presentaciones.


-Gracias a nuestras técnicas prejuiciales en cuanto vemos

de quien se trata y leemos una sola frase del márqueting

de la presentación, lo damos por leído, asistido y,

nos importa la misma mierda que les importamos nosotros.


That´s all the truth.



Er Pepe.