Saliste de la tienda de campaña,
presumo que enfadada.
Huí a buscarte.
La luna había desaparecido
pues la habíamos diluído
al usarla como droga sexual.
Daneb, Sirio, Altaír...
ví como todas me miraban
con odio,
recriminándome...
Tú estás más cerca de ellas
(sino eres ellas).
Lo confirmé
al ver como la estrella polar,
jadeante y excitada,
te observaba
mientras orinabas escondida
tras aquellos matorrales.
Alejandro Pastor
1 comentario:
Me gusta esta historia de acampada.
Un saludo Alejandro
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