NO TE OLVIDES NADA


Se lo dije en la puerta:

¿No te olvidas nada?



Metiste en la bolsa de Simago

cuatro años en común

y un futuro caducado.



Mis ilusiones, como ocupaban poco,

las guardaste en el bolsillo de la chupa.



Tu amor por mí,

que parecía tan abultado,

ya has visto que bien dobladito

te cabe en el monedero.



Mi corazón te lo metí en la guantera

porque a mí ya no me sirve.



El eco de tus te quiero

iba en el tarro de Nocilla

pero seguramente cuando llegues

se habrá evaporado.



En el maletero

van dos cajas

llenas de mentiras

por si te sirven

para algún otro.



El sexo compartido lo puedes tirar

porque huele a podrido.



Los hijos que no tuvimos,

las promesas por cumplir

y la confianza traicionada

van en el asiento de atrás.



Lo mucho que te quiero

te lo mandaré cuando te olvide,

para que te eches unas risas.



No, ya está todo

me dijo.



Y la muy cabrona se había dejado

su olor encima de mi almohada.



Salva Dávila.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Todos hemos sido alguna vez los protagonistas de éste poema. La bivalencia es lo que tiene.