No sé...



No sé por qué

pero en estos momentos la soledad me invade

Como un torbellino envuelve mi cuerpo

Me asfixia

Me ahoga

Tronco aferrado al suelo

cuyas ramas quedan difuminadas por la niebla

que lo atrapa

Brazos en alto para alcanzar lo inalcanzable

Las raíces no permiten que me mueva

No camino

No avanzo

No vivo

Foto subexpuesta.


Pilar Gasós.

8 comentarios:

Montse Grao dijo...

Tú siempre estarás en movimiento.

Da gusto entrar y leer buenos poemas.

Felicidades.

Anónimo dijo...

Esta bien, pero que muy bien el poema anterior de la hierba que nacia de una mierda. No estaria mal este si antes no se hubiese publicado el otro.¿Ahora toca la saga de los vejetales, o simplemente es un poco copiar de otros?.Con todo mi respeto por vuestro trabajo.

LUIS ROSER RODRIGUEZ dijo...

Ahora toca lo que queremos, lo que nos da la gana, lo que cada uno de nosottros quiere o le apetece.

Así somos nosotros, lo próximo por mi parte será un relato ambientado en la novela negra americana.

Aunque igual, como ahora vamos de vegetales aparece una oda al pepino o un soneto al nabo.

¿ quien sabe ?...

Un fuerte abrazo a todos

sagrario dijo...

La niebla nos atrapa tantas veces como tantas veces andamos, la retina no es lo suficiéntemente sabia para guardar la belleza de lo inalcanzable.

Lector un poco pelota dijo...

maravilloso

josé ramón dijo...

Ya lo dice el refrán,
Mejor solo que mal acompañado,
Lo difícil es expresar el dolor que se siente:
Y tú lo has conseguido

pepe montero dijo...

Ahí, hay poesía. Se nota en esas ramas difuminadas por la niebla que no pueden llegar a donde quisieran.
Las raíces, puñeteras raíces, sería mejor no echar raíces.

ferroviario pinelli dijo...

Como dijo el poeta Bécquer,
“la soledad es el imperio de la conciencia”.

Y en una ocasión,
Dickinson no dudó en afirmar:
“Soy huésped de mí misma”.

Pero parece evidente que Dickinson nunca estuvo del todo sola:
Siempre la acompañó su poesía.

Animo y sigue así.